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Arqueología de la psiché

Mujer Montaña...

Mujer Montaña...

 

Nací cerca del mar, una serpiente me trajo al mundo entre la arena. Me dio un nombre y me mandó a vivir. Conforme caminé por el sendero me encontré con la muerte varias veces y morí en pedazos y ya no me llamaba igual porque yo ya no era la misma. Cambió mi cuerpo y mi voz, cambió mi mirada y mi corazón, a veces duro, a veces blando

Y seguí caminando con mis diferentes nombres, con mis diferentes pasos. Fui mujer venado, mujer humo, mujer musgo, mujer cántaro. Y mi cabello creció y mis manos se hicieron más hábiles, tanto que pude tejer historias tanto con las gotas de lluvia como con los rayos del sol. Aprendí a usar máscaras y a sentir culpas y remordimientos, y luego tuve que desaprender todo eso.

Recorrí desiertos y floté a la deriva no una vez, sino mil veces. Y en mis naufragios encontré fantasmas que lloraron conmigo. Y me perdí y me encontré para perderme de nuevo. Me aferré a cadáveres y me solté de ellos.

Dancé entre las lunas y dormí entre los soles. Fumé muertes y sembré vidas. Soñé luciérnagas y viví entre moscas. Me convertí en mujer águila y abrí mis alas.

Fui mujer de manos morenas y sonrisa mestiza. Me desangré hasta vaciarme para llenarme de nuevo y me llamaron vacía, y me llamaron repleta.

Me defendí del mundo y me hice coyote. Y mostré mis dientes y destacé con mis garras, después lamí mis heridas y aprendí de mis batallas. Me llamaron salvaje o me llamaron guerrera.

Corrí en cuatro patas hasta entender que no podía escapar de mi y me abracé con fuerza, y me perdoné por todo y por nada. Por la nada y para la nada.

Descuarticé la ilusión de la materia, prendí fuego a los recuerdos y me mirè al espejo: Allí estaba yo, mujer niebla, mujer nube, mujer montaña observándose a si misma hacia dentro.

Texto: de Paola Klug, La Pinche Canela

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