De las Magas

La verguenza se aprende, en el cuerpo, palabra y acto.

Se aprende a sentirse tonta y menos, ridícula y hasta sucia o culposa.

Se aprende...

Siempre hay alguien que piensa "lo correcto", que dice lo que los demás esperan que diga y dice lo que quieren los otros escuchar...

Así una va aprendiendo a pensar como lo hacen todos, o la mayoría o los/las que tienen éxito.

Los sueños propios se achican y se van pudriendo lentamente entre nuestras tripas.

La verguenza de no desnudarme terminó por no permitirme des-anudarme y así cargada de presiones propias y ajenas mis músculos se retorcieron tratando de hacer mas chicos mis senos, mi espalda se jorobó y mis glúteos se escondieron bajo faldas amplias y pantalones bolsudos que disimularan lo que podría llegar a interpretarse como una chica osada y fácil.

Que la gente no se entere que me muero de ganas, de tirar a la mierda tanta mojigatería y disfrutar del sol sobre la piel y mis formas que son mías y están allí donde las puso la Madre Naturaleza para que alguien mas conmigo las disfrute!

Todo esto me ha sumido en una mueca que se parece poco a una sonrisa y mucho menos a una carcajada, he dejado de divertirme conmigo misma y hasta me fastidia que es un fastidio tener que parecer para aparecer...

He aprendido que mejor sola que decirle a un hombre que me muero de ganas de llevarlo a la cama y no para casarme, y no para tener hijos y mucho menos familia..Ja! 

Mejor callada y sola que pedirle a alguien que me haga el aguante aunque sea por una noche tomando tan solo mate y escuchando lo triste que he sido...me he convertido de víctima en arrogante mujerona de sesgo fruncido, que me lo ha dicho el espejo, pero también fotos viejas de cuando era mas libre y aún desoía lo que tanto me aconsejaban.

Resultó que los ojos de aquella joven desvergonzada me miraron desde un papel y me hicieron cómplice diciéndome que todavía hay tiempo...y me gustó.

Por esto, por hacerle caso a esta chiquilla que aún retoza en mis mas queridos recuerdos es que perdí la verguenza, olvidé lo aprendido y quise invitarte a que me acompañes, si eres gustosa, a vivir sin culpas.

La Maga